Baja California durante la primera mitad del siglo XX*
Arturo Fierros Hernández
Secundaria General 31, Baja California / arturofierrosh@gmail.com
A lo largo de su historia, los habitantes de Baja California han enfrentado diversas pandemias, epidemias y endemias, siendo la tuberculosis una de las enfermedades endémicas más letales. La región ha acogido la tuberculosis de manera notable, gracias a las condiciones sociales, culturales, políticas, económicas y naturales que han propiciado el asentamiento de diversas cepas del Mycobacterium. La primera víctima registrada en Baja California fue Trinidad Angulo, fallecida en Tijuana en octubre de 1890,1 aunque es probable que otras personas hayan sucumbido a la enfermedad antes, dada la dificultad del diagnóstico hasta casi finales del siglo XX.2
Entre 1901 y 1910, se registraron 187 muertes por tuberculosis, también conocida como tisis en gran parte del siglo XX.3 Es relevante destacar que la población de Baja California era de aproximadamente 7,583 personas en 1900 y aumentó a alrededor de 9,760 habitantes para 1910. 4 El crecimiento poblacional y la expansión de las ciudades crearon condiciones propicias para la propagación de la tuberculosis, llevando a las autoridades a tomar medidas contra la enfermedad.
Una de las primeras acciones significativas, fue la apertura de un centro para tuberculosos a finales de la década de 1910 en Mexicali, que entonces tenía 462 habitantes, a unas cuadras del Hospital Civil. Este lugar, equipado con seis camas y una ventanilla para alimentar a los pacientes,5 se expandió durante el régimen del coronel Esteban Cantú, quien inauguró pabellones adicionales en el hospital en 1916.6
En 1920, el médico municipal José Sanromán propuso un reglamento para la desinfección de casas que habían sido ocupadas por personas con tuberculosis. Esta medida, que entró en vigor el 27 de abril de 1920, fue revisada y aprobada por el cabildo.7 La década de 1920 vio la tuberculosis convertirse en un tema central en la agenda de los gobiernos municipales, lo que resultó en el cierre de lugares que permitían la entrada de personas portadoras de la enfermedad, como el templo pentecostal en Pueblo Nuevo, Mexicali, que fue clausurado en 1925.8
A inicios de la década de 1930, entre las campañas emprendidas por la delegación sanitaria contra las enfermedades trasmisibles, se llevaron a cabo tres desinfecciones generales de casas abandonadas por tuberculosos, todas ellas por fallecimiento de los enfermos y se hicieron, además, dos incineraciones de ropas que requirieron efectuar este procedimiento. La tuberculosis se convirtió en un problema no solo desde la perspectiva de las autoridades, sino también de otros actores sociales. En el Valle de Guadalupe, pobladores enfermaron de tuberculosis, y la Liga Femenil, formada en 1939, se encargó de cuidar a los enfermos, aunque lamentablemente esta agrupación solo duró dos años.9
Hacia 1941, Baja California formaba parte de un programa contra la tuberculosis, pero su situación era precaria debido a la falta de fondos. Después de la Segunda Guerra Mundial, la Organización Panamericana de la Salud intervino en la zona fronteriza con más fuerza a través de la Asociación Fronteriza México-Estadounidense de Salubridad Pública en 1944.10
A pesar de las acciones realizadas desde principios de la década de 1940, parecía que las autoridades locales, en ocasiones respaldadas por fondos federales, eran insuficientes para detener la propagación de la tuberculosis en Baja California, especialmente en el medio rural, donde se destinaban pocos recursos para la atención médica. Como parte de la campaña contra la tuberculosis en 1950, fueron encontrados once alumnos que dieron positivos a la reacción a la tuberculina en la escuela rural federal Coronel Esteban Cantú en San Felipe, lo que llevó a trasladar a los estudiantes a Mexicali, para confirmar o descartar el diagnóstico mediante exámenes radiográficos.11
Historiadores, epidemiólogos y expertos en salud pública coinciden en que después de la década de 1950 el combate contra la tuberculosis en México fue favorecido cuando la quimioterapia, la vacuna BCG y los antibióticos “modificaron las estrategias” para prevenirla y curarla. Aunque entre finales de la década de 1940 y principios de la 1950 se había descubierto la estreptomicina (Waskman, 1945), el ácido paraaminosalicítico (Lehman, 1946) y la hidracida del ácido isonicotínico (Robitzek y Selikof, 1952), lo cierto es que en Baja California funcionó porque las cifras disminuyeron. Sin embargo, el uso de estos antibióticos fue paradójico, pues aunque ayudaron en atenuar el problema, enseguida aparecieron cepas resistentes.12
Es necesario señalar que existe la necesidad imperante de un enfoque integral y colaborativo para abordar las crisis de salud pública. Las respuestas efectivas requieren medidas gubernamentales sólidas y la participación activa y consciente de la sociedad. La historia de la tuberculosis en Baja California nos insta a reconocer que la salud no es solo responsabilidad de los sistemas de atención médica sino de toda la comunidad, subrayando la importancia de la prevención, la concientización y la solidaridad en la construcción de comunidades saludables y resilientes.
* Este artículo forma parte de una investigación de mayor extensión que es posible gracias al Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA Baja California 2023).
Referencias
1) Mercado Rafael (1986). Los pioneros de la medicina en Tijuana, litografía Rivera.
2) Miramontes José, Martínez Citlali, Núñez Carlos y Lugo Edmundo (1988). El difícil diagnóstico de la tuberculosis. Revista de la Facultad de medicina de la UNAM, 31 (6) 171-175.
3) Piñera David y Martínez Jorge (1992). Baja California 1901- 1905. Consideraciones y datos para su historia demográfica, UABC/UNAM/SDSU. Extractos de actas de defunciones del Registro Civil de Ensenada, Tijuana, Mexicali y Tecate 1906- 1910. Datos para la historia demográfica de Baja California Exp. 4/8 Instituto de Investigaciones Históricas (en adelante IIH)- Universidad Autónoma de Baja California (en adelante UABC).
4) Piñera David, Jaimes Ramiro y Espinoza Pedro (2012). Trayectorias demográficas de Baja California y California, 1900-2000. Contrastes y paralelismos. Estudios Fronterizos, 26, 33- 61.
5) Archivo del Estado de Baja California, Los pioneros de la medicina en el Valle de Mexicali, Exp. 23.
6) Fierros Arturo (2014). Historia de la salud publica en el Distrito Norte de la Baja California, CECUT.
7) Periódico Oficial del Distrito Norte de la Baja California, junio 5 de 1920. Tomo XXXIII. Núm. 31. p. 5.
8) Espinoza Pedro (2014). La iglesia católica ante el Estado posrevolucionario en Tijuana, 1926-1935, Tesis para obtener el grado de maestro en historia, Tijuana Baja california, UABC.
9) Ruiz Rogelio (2008). De colonos «prósperos» a extranjeros «reticentes»: rusos molokanes en el Valle de Guadalupe, Baja California, 1906-1958, Tesis para obtener el grado de doctor en historia regional, Michoacán, COLMICH.
10) Archivo Histórico de la Secretaria de Salubridad y Asistencia, Subsecretaria de Salubridad y Asistencia, caja 29, exp. 1. 1948-1950. Dirección de Cooperación Interamericana de Salubridad Pública, Dirección General de Proyecto MEX-MED-3.
11) Fierros Arturo. (2023). La higiene en las escuelas del medio rural en Baja California desde la perspectiva de los médicos pasantes (1937-1954). Revista Mexicana de Historia de la Educación, 11 (22) 119-146.
12) Fierros Arturo. (2021). Una lucha interminable: la tuberculosis en Baja California, México, durante el siglo XX. Secuencia [online], 110.

Fuente: https://www.facebook.com/jaimeclxc/posts/2896716920595643/?paipv=0&eav=AfbWKbvfE5EwQVhOWVJ2TaYHc9nqs9wX%20hBbavMMcKhAyrPyfS1OzfdCSa56QV-irec
Deja un comentario