El temor de los niños

Historia de la poliomielitis en México

José Luis Gómez De Lara

Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH)

Universidad de Guadalajara

amoyotl12@gmail.com

El hambre, la miseria y las enfermedades abonan el terreno en que se desarrolló la poliomielitis en México y en el mundo. A través de los años, esta grave enfermedad ha llenado de luto a miles y miles de hogares, sembrando la angustia, el dolor y la desolación. Se volvió eminentemente social, cuyos orígenes y consecuencias fueron espejo de la situación económica y cultural de la población.

La poliomielitis atemorizó a la población mexicana en la primera mitad del siglo XX, no tanto por las altas cifras de mortalidad y morbilidad, sino por sus secuelas paralíticas y por el hecho de que afectó a uno de los grupos poblacionales más vulnerables: los niños menores de 5 años. Sin embargo, sus características variaron al tener la capacidad de perjudicar a adultos también.

Denominada como parálisis infantil, la poliomielitis es una enfermedad viral muy contagiosa que invade el sistema nervioso central (el virus destruye las neuronas motoras) y produce una parálisis total o parcial en brazos y piernas. Se han identificado tres tipos de poliovirus designados 1, 2 y 3 o conocidos por los nombres de Brunhilde, Lansing y León, siendo el tipo 1 el responsable de la mayoría de las epidemias y de los casos de las parálisis en las extremidades inferiores y de algunos músculos de la respiración.

La polio se propaga fácilmente de persona a persona, penetra por la boca y la nariz; al toser, estornudar o hablar, las personas expulsan gotitas de saliva que contienen el agente infeccioso. El virus se multiplica en la garganta y en el tubo digestivo para ser absorbido y extenderse a través de la sangre e invadir el sistema nervioso. Principia simulando -algunas veces- un cuadro gripal. El niño está inquieto, presenta fiebre (39º a 40º) que le dura de uno a tres días, hay dolor de cabeza y espalda, vómitos y diarrea, entre otros trastornos gastrointestinales que a menudo pasan desapercibidos A los niños con parálisis de los músculos respiratorios (diafragma e intercostales) se les auxiliaba por riesgo a asfixia con la ayuda de máquinas conocidas como pulmones de acero o pulmotores.

El paso de un comportamiento endémico a otro epidémico marcó el inicio de la historia de la polio como un importante problema de salud pública que alcanzó mayor gravedad tras la Segunda Guerra Mundial. De acuerdo con la Secretaría de Salubridad y Asistencia -institución que promovía y protegía la salud de los mexicanos- y algunos periódicos locales (El Sol de Guadalajara, El Sol de Puebla, El Siglo de Torreón) el virus desarrollado y aclimatado en la República Mexicana procedió de los Estados Unidos por medio de los cientos de braceros que estaban regresando en virtud de haber finalizado su contratación en las faenas agrícolas e industriales y al carecer de documentación migratoria.

La enfermedad siguió la vía de Texas, Reynosa, Tamaulipas, Ciudad Delicias, Chihuahua y Cerritos, San Luis Potosí y de ahí se propagó de forma alarmante a estados como Coahuila, Zacatecas, Nuevo León, Guadalajara y Puebla, así como al Distrito Federal (hoy Ciudad de México). Es necesario recordar que la enfermedad era conocida en forma endémica desde finales del siglo XIX (El Observador Médico y Anales de la Asociación Larrey) y principios del siglo XX, pero no sería hasta el año de 1946 cuando tomó un giro epidémico, provocando que la Secretaría de Salubridad y Asistencia registrara 248 casos con una incidencia en aumento a principios de los años 50 del siglo XX y con numerosas variaciones.

En 1951 se registró el primer brote epidémico de poliomielitis en el país con 1,834 casos (primeros síntomas y parálisis flácida). Los estados de la República Mexicana que presentaron el mayor número de casos confirmados fueron el Distrito Federal con 1044 casos, Puebla con 125, Jalisco con 113, Guanajuato con 77, Coahuila con 63, Michoacán con 61 y Nuevo León con 49 casos. Los estados como Colima, Nayarit, Chihuahua y Baja California Norte, reportaron entre diez y un solo caso; sin embargo, Baja California Sur y Campeche reportaron cero casos.  Hasta el año de 1959 ocurrieron otros brotes cuyas tasas variaron entre 5 y 7 casos por cada 100,000 habitantes. Gracias a los programas de vacunación, para 1962 bajó la incidencia de casos, siendo la más baja en la historia de la polio en México.

La inmunización antipolio en México inició en el año de 1956 con la aplicación de la vacuna intramuscular del virólogo americano Jonas Edward Salk y los primeros estados en aplicarla fueron Jalisco, Monterrey, Puebla y Distrito Federal, debido a que en estos lugares la incidencia era muy alta. La campaña de vacunación continuó en Baja California Norte, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, para terminar con las entidades de la región del Bajío y Sureste. Entre 40 y 50 mil niños que concurrían a preescolar, cuya edad fluctuaba entre los 5 y 6 años, se les aplicó una primera dosis de la vacuna inyectable en los centros de salud y unidades sanitarias, logrando una disminución importante de la incidencia.

A partir de 1962, se suspendió el uso de la vacuna Salk, para iniciar nuevos programas de vacunación, pero ahora con la vacuna oral trivalente constituida por poliovirus atenuados tipos 1, 2 y 3 del virólogo polaco Albert Bruce Sabin. En 1963 se instauró como obligatoria -de acuerdo con el decreto presidencial del 25 de julio- la aplicación de tres dosis de vacuna oral antipoliomielítica de virus vivo atenuado con la siguiente periodicidad: la primera dosis al nacer; la segunda entre los 4 y los 5 meses, y la tercera entre los 8 y 9 meses de edad.

La vacuna oral se produjo a partir de 1971 en el Instituto Nacional de Virología de la Secretaría de Salubridad y Asistencia, dos años después se creó el Programa Nacional de Vacunación (PNV) habilitándose la “operación limpieza”, dirigida a incrementar las coberturas vacunales a través de las unidades de salud en poblaciones mayores de 5000 habitantes, logrando vacunar más del 70% de los menores de 5 años, dando como resultado una disminución de tasa de morbilidad por poliomielitis. El paso decisivo hacia la erradicación de la enfermedad inició el 18 de enero de 1986, fecha en que se instrumentaron las Semanas Nacionales de Vacunación, aplicándose en forma masiva la vacuna oral Sabin trivalente, misma que tuvo una cobertura de 90% y redujo los casos en un 58%.

Gracias a la vacunación rutinaria, dejaron de circular en el país los serotipos 2 y 3, logrando así el último caso de poliomielitis el 18 de octubre de 1990 en la persona de Luis Miguel Valencia Castellanos, quien nació un 26 de septiembre de 1989, en un rancho del municipio de Culiacán, Sinaloa. A la edad de 13 meses y sin ser vacunado, emigró con su familia hacia la población costera rural de “José María Morelos” en el municipio de Tomatlán, Jalisco, y fue víctima de esta enfermedad.

Los poliovirus 2 y 3 se erradicaron en 1999 y 2012, respectivamente, pero aún existe el poliovirus 1, transmitido de forma natural en Afganistán y Pakistán. Es importante anotar que -mientras haya poliomielitis en el mundo- es necesario continuar con un esquema de vacunación porque una importación podría afectar a los grupos no vacunados.


Para saber más:

Agostoni, Claudia, Ríos Molina Andrés y Villarreal Levy, Gabriela. (2010). Las estadísticas de Salud en México. Ideas, actores e instituciones, 1810-2010. México, UNAM/Secretaría de Salud.

Berg, Roland H. (1949). La lucha contra la poliomielitis. Buenos Aires, Nova.

Carrada Bravo, Teodoro. “Epidemiología y control de la poliomielitis. Vacunas antipoliomielíticas”. Boletín Médico del Hospital Infantil de México, 40 (noviembre 1983) pp. 604- 612.

Carrillo Farga, A.M. “Vacunación y educación higiénica en la campaña contra la poliomielitis en México.” M.I. Porras Gallo (Coord.). (2011). Transmisión del conocimiento médico e internacionalización de las prácticas sanitarias: una reflexión histórica. España, Sociedad Española de Historia de la Medicina, pp-247-252.

Pérez Tamayo, Ruy. (2022). Microbios y enfermedades, México, Fondo de Cultura Económica.

Viesca Treviño, C. (2013). “Poliomielitis”. G. R. Manuel Lee (Coord.), Setenta años de salud pública en México, México, Secretaría de Salud, pp. 144-167.

Imagen: Campaña de vacunación infantil.
Fuente: Pablo Antonio Kuri Morales, “La epidemiología mexicana: algunos logros relevantes.” Carlos Viesca Treviño. (2010). Las epidemias y su transmisión. México, Secretaría de Salud.

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