Crecimiento del cuello por bocio en los distritos serranos de Sinaloa, siglo XIX
Venecia Citlali Lara Caldera
Universidad Autónoma de Sinaloa
Cerca del centro de Culiacán está el Mercado Rafael Buelna, conocido como el mercadito, que desde los años cuarenta ha sido el punto de llegada de camiones de la sierra.[1] Por esas calles se dice que llegaba uno que otro “buchón”, señores con el cuello crecido o “buche grande” que bajaban de la sierra con voz gruesa y nódulos en el cuello visiblemente inflamados. Tal era parte de la sintomatología del bocio, padecimiento endocrino consecuencia del aislamiento y una dieta baja en yodo.
Históricamente la sierra de Sinaloa ha estado conformada por comunidades que han gozado breves bonanzas mineras, en medio de paisajes que reflejan la riqueza natural del suelo con exuberante flora y fauna. Una de las razones de tal naturaleza prolífera es explicada por el hecho de que la ladera oeste de la Sierra Madre Occidental, donde están estas comunidades sinaloenses, tiene mayor cantidad de arroyos, afluentes y ríos en comparación con la ladera oriental del lado de Durango. Sin embargo, a pesar de estos beneficios naturales, los pobladores serranos históricamente han padecido de aislamiento y falta de acceso constante a productos con respecto a las comunidades rio abajo en el valle y las costas de Sinaloa. A la larga, ese aislamiento provocó -en décadas anteriores- que algunos productos indispensables no fueran fácil acceso, ni tampoco tuvieran la importancia requerida. Uno de ellos fue la sal yodificada.
En el Boletín Demográfico de la República mexicana de 1896 está documentada la presencia del bocio como una “enfermedad regional” en los distritos de Cosalá, Badiraguato, Concordía y el actual Sinaloa de Leyva, todos ellos en la sierra. En ese mismo boletín también se ubican otros focos en el norte de México en cuatro diferentes distritos de la Sierra Madre Oriental: dos en la Huasteca Potosina y dos en Nuevo León.[2] De acuerdo con las descripciones médicas estos brotes del norte no tenían mayor consecuencia que la incomodidad, evolucionando en algunos casos hasta ser incapacitantes al grado de requerir ayuda y cirugías para extirpar el área afectada. Una cirugía para extirpar el bocio fue documentada para un jornalero de Choix (al norte de Sinaloa) que requirió movilizarse a Álamos en el año 1893.[3]
Por otra parte, se localizaba otro tipo de bocio en Puebla, Oaxaca y Michoacán, pero de acuerdo a las observaciones médicas, aún en el siglo XX, se consideraba diferente tipo porque este tendía a evolucionar en deterioro de las facultades cognitivas.[4] Mientras que el del norte solamente afectaba el cuello.
Esta situación se agravaba aún más en el caso de las mujeres de las comunidades, que, de acuerdo con los datos estadísticos aludidos, eran más propensas a desarrollar ese molesto crecimiento de las glándulas tiroides. El crecimiento del cuello era lento, después de tres años tendía a aumentar con mayor rapidez, presentando forma de pera invertida hacía el esternón provocando voz ronca, palabras cortadas y viciadas con dolor en las temporadas de lluvia.[5]
Algunos médicos llegaron a sugerir que la enfermedad era provocada por beber agua de nieve, vivir en las alturas donde había falta de electricidad en la atmosfera y, por afectar más a las mujeres, se vinculó a la menstruación, el parto, la risa, gritos, la imaginación y hasta por llevar peso en la cabeza.[6] Sin duda era un signo físico que podía ocasionar señalamientos públicos, los cuales escondían una historia de salud y enfermedad plagada de inequidades y aislamiento por las condiciones naturales de la sierra.
No puedo irme sin mencionar la referencia que hoy en día tiene la palabra “buchón”. La cual hoy en día se usa para quienes se dedican al narcotráfico vinculado a la sierra de Sinaloa y a quienes adquirieron cierto gusto estético contracultural vinculado a la narcoviolencia. Buchonas, por añadidura, a sus mujeres e hijas. Es entonces, que ver el pasado nos enseña que un fenómeno del presente tiene una evolución histórica, que en este caso está vinculada al aislamiento, enfermedad y falta de variedad de alimentos.
[1] https://wikisinaloa.org/mercado-rafael-buelna-tenorio/
[2] Secretaria de Fomento, Dirección General de Estadística, Boletín demográfico de la República mexicana 1896, 1897, Año I, Núm. 1, p. 262, 264 y 266.
[3] Por ejemplo, Desiderio Arredondo campesino de Choix padeció del crecimiento del buche que le impedía respirar, deglutir y dormir en postura cómoda, se consideró un cáncer que fue extirpado. Los detalles del caso y procedimiento clínico en Alfonso Ortiz, “Clínica Extrema; tiroidectomía total en dos tiempos -bocio quístico, canceroso, ulcerado- curación”,en Gaceta Médica de México, Tomo XXIX, 1893, p. 7-13.
[4] Raúl Fuentes Aguilar, “El bocio en México”, Salud pública de México, Época V, Volumen XV, Núm. 4, 1973,p. 521.
[5] José Frank, Patología Interna, Tomo X, 1844, Imprenta Fuentenebro, p. 268.
[6] Ibíd.

[Endocrine Disorders: Woman with Exothalmic Goiter]. photogravure. <a href=»https://www.nlm.nih.gov/hmd/ihm/index.html»>U.S. National Library of Medicine (NLM): Images from the History of Medicine</a>, JSTOR, https://jstor.org/stable/community.28541848. Accessed 2 Oct. 2023.

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